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A mi mundo, que seguramente no es diferente del tuyo. A mi forma de ver las cosas . A mi forma de intentar comunicar como veo las cosas.

miércoles, diciembre 19, 2007

Fin del Colegio

Ayer asistí a la última reunión de apoderados del año. ¡Qué rico!
En uno de los cursos la reunión fue muy emotiva. Y con razón. Hace poco falleció la hermanita de uno de los chicos del curso. Y el recuerdo está aún muy vívido en todos los apoderados.
Es lamentable tener que llegar a esas instancias para estremecernos. Ayer todos decían que las notas no eran lo más importante. Que lo importante era esa personita. Que lo importante no era darles cosas materiales sino disfrutar el tiempo con ellos, ¡disfrutarlos y disfrutarse!
Todos, en realidad casi todos, nos hicimos una pequeña inspección interna. Y creo que sirvió.
Por primera vez la profesora no puso las notas en el sitial más empinado de la montaña, sino que habló de amor, cariño, juegos, tiempo, espíritu... Habló de las cosas que harán trascender a las personas que se están formando. Nunca dijo que las notas no fueran importantes, solo reconoció que no eran lo más importante.
¡Parece obvio! Pero no lo es.
Nos olvidamos que estamos formando personas. Lo que necesitamos es educación. Lo que se cumple es instrucción. Para graficar esto, un profesor explicaba que la persona no aprende a conducir un automóvil cuando aprueba el curso para ello, sino que aprende todos los días cuando ve a sus referentes hacerlo. En el curso le enseñan a pasar los cambios, los nombres y funciones de los pedales y otras cuantas cosas técnicas más. Pero a sacar la mano por la ventana o agarrar a groserías a los otros conductores, o a doblar en segunda fila y todas las otras barbaridades las aprendió de las personas que tomó como referentes. Entonces, la instrucción fue clara. De hecho se les hace una prueba de conocimientos de conducción y la mayoría aprueba el test. ¡Pero no saben conducir!
A propósito de como lo estoy haciendo yo, con los míos, un amigo me decía; tranquilo, tu y Claudia les dan buen ejemplo a los chicos; ellos seguirán ese ejemplo. Debo dejar claro que no lograba calmarme. Me complicaría mucho que no fueran buenas personas. Me da lo mismo si son ingenieros, médicos, profesores o la profesión que elijan. A mi me basta con que sean buenas personas... Una buena persona triunfa donde sea...
Y ayer, en medio de este clima tan sobrecogedor, la profesora jefe que se da el tiempo de reconocer a algunos niños; a los mejores promedios, por supuesto, pero también al talento artístico y la excelencia según el credo del colegio. Nos sorprendió que además se diera el tiempo de reconocer a otro grupo de niños. Nos sorprende porque es final de año. Nos sorprende porque estamos cansados, todos. Nos sorprende porque están en una etapa dificil...
En fin, en ese otro grupo una felicitación a uno de mis hijos. ¿Porqué? Por su claro liderazgo positivo. No lloré por vergüenza. Por que dado el clima y la emoción que me produjo más de alguna lagrima debió salir...
Hoy me siento feliz. Siento que mis hijos se muestran tal cual son frente al resto. Siento que están demostrando de que están hechos. Jamás les he pedido una calificación. Siempre les he pedido que den lo mejor de sí. Y tal parece, que una vez más, el alumno aventaja al maestro.

3 comentarios:

luciérnaga dijo...

Te felicito por tu manera de pensar
y de sentir. Con un padre así no
me cabe que tus hijos serán gran-des en el excelso sentido de la
palabra.
Saludos.

L.

Anónimo dijo...

muchas gracias por confiar en nosotros y no te preocupes tanto que lo estas haciendo bien.

Anónimo dijo...

Adiozzzz clasezzzz !!!!!


X fin