BIENVENIDO

A mi mundo, que seguramente no es diferente del tuyo. A mi forma de ver las cosas . A mi forma de intentar comunicar como veo las cosas.

jueves, noviembre 20, 2014

Un café conversado

Me acuerdo, me dice con la típica mirada evocadora de los soñadores, me acuerdo que tu dijiste algo que encontré que era muy inteligente. No me acuerdo lo que dijiste pero lo que si recuerdo es que cuando terminó la reunión me acerqué y te pregunté; ¿puedo ser amigo tuyo? Según el, me largué a reír y le dije que por supuesto.
Yo intentaba parecer concentrado en lo que me decía pero mi cabeza buscaba infructuosamente aquel recuerdo. Nada, ni el menor asomo de presentarse. Me sentí muy mal. Cuando volví a percatarme de sus palabras el me estaba diciendo; "y nunca más hablamos" Fue el tiro de gracia.
Pero este Roberto es un tipazo. Nada en su conducta , nada en su comunicación, denota enfado, tristeza o reproche. Muy por el contrario, el es un tipo ligero. Esa persona con la que gustas de conversar. No importa de qué hayan conversado, siempre quedas con el sabor de haber sido escuchado, de haberla pasado bien y te sientes más liviano.
Roberto tiene esa exquisita cualidad de no sentirse más que nadie. A veces incluso da la impresión de que piensa que el es menos. Incluso llega a dar la sensación de pedir disculpas o sentirse avergonzado por no ser "exitoso". Es que el es de esos tipos que vive para vivir. No se compró el modelo ni mucho menos lo lleva puesto. No tiene el auto lujoso del año, no viste de traje y corbata, no tiene horario... lo que el establishment llama "un desadaptado".
Sin embargo, independiente de tu primera impresión, cuando hablas con el, sabes que no está equivocado. Cuando miras el mundo con sus ojos captas la humanidad con la que te percibe y cuando  le cuentas algo que has realizado, te mira como un niño a su héroe para decirte "¡Te pasaste!"
Seguramente ha cometido errores, como todos los simples mortales que habitamos esta tierra, pero de una cosa puedo estar seguro, ha puesto su infinita humanidad en hacer de el y sus seres queridos más todos los que le rodeamos mejores personas cada día.
Un abrazo mi buen amigo y hasta el siguiente café...

domingo, noviembre 16, 2014


Era la primera vez que harían el viaje juntos.
Hacía más de 10 años que lo intentaban pero algo lo impedía.
Los pasajes estaban listos y llegó la hora de completar el itinerario. El paseo iba tomando forma.
De esas formas alegres que toman las personas, cosas o itinerarios cuando todos se empeñan en hacerlo espectacular.
¿Y si lo recorremos en auto? ¿Y si aprovechamos de conocer lugares cercanos? 
¿Y si vamos al Castillo del Rey Loco? ¿Cuál? ¿Ese que dicen que inspiró a Disney?
¿Ese que dicen que tuvo el primer teléfono móvil de la historia? ¿Ese que comenzado en 1886 se diseñó y construyó para tener completa red de luz eléctrica? ¿Ese que se inspiró en Da Vinci para aprovechar el calor de la cocina?
Se dejaron llevar. Como hacen siempre. Se dejaron llevar alegres y vivaces. No alcanzaron a preocuparse por los niños pues demostraron que estarían a la altura... Esta vez podrían pasear, disfrutar y disfrutarse en los ojos del otro y comentar lo vivido mientras lo estaban viviendo.
La carretera era una maravilla. 7 horas a 165 km/h que no se sentían mientras los sobrepasaban los BMW, Porsche y Mercedes. Un cielo azul y verde les deleitaba mientras el nuevo artefacto conocido como GPS les facilitaba la vida.
Llegaron a la ciudad de los dos ayuntamientos, hicieron la corta visita de 3 horas y aprendieron de lo hermosa y horrorosa que puede ser la vida. había que seguir...
El primer castillo se veía desde la carretera. Desde el hermoso paisaje de prados verdes, árboles de todos los colores de verde y amarillo y el azul del cielo que les impactaba pues no recordaban un cielo de ese color en especial...
El Castillo valía todo el viaje. Es, simplemente, maravilloso. Se miraban como niños o, mejor dicho, como aquellas personas que descubren algo por primera vez. Habían visto las fotos en internet y sin embargo... Sin embargo todo era diferente. Es decir, era idéntico pero lucía mucho más bello. Los colores eran más encendidos. Las paredes más altas y las distancias menos lejanas.
Se abrazaron en silencio. Ella le miro a los ojos y el respondió el gesto con una amplia sonrisa. Ninguno de los dos abrió la boca para decir palabra. Sólo se miraron en silencio mientras cada uno pensaba en la fortuna del encuentro, la magia del recorrido, el placer de vivirlo juntos y la maravilla de besar nuevamente esos labios en el puente colgante que miraba a palacio. Ese palacio producto de una mente que no sabía gobernar pero que sabría pasar a la eternidad.
Si, era verdad, sólo un loco podía gastarse todo su dinero en una construcción como esa...



viernes, agosto 22, 2014

El camino

Necesitábamos un descanso. Lo sabíamos. Coordinarlo era lo complicado... y ocurrió como siempre suele ocurrir...
La casualidad de una invitación para un fin de semana en uno de esos lugares donde las señales no son conocidas o reconocidas por todos. En uno de esos lugares que, de tan solos todos temen encontrarse a si mismos y donde los menos tendrán el coraje para aceptar lo que encuentren...
Yo me encontré con los que amo. En el aceleradísimo correr del día a día a veces nos olvidamos de porqué sentimos lo que sentimos. Y es fácil que uno pueda seguir, como decimos en estos días, con "el piloto automático". Y sucede que a veces el camino se ve simple y no lo es tanto o pasa que te acobardas cuando lo ves de lejos sintiendo que no serás capaz de transitarlo. Pasa también, muchas veces, que partes muy triunfal y muy seguro de ti mismo, de tus sentimientos, capacidades y destrezas para recorrerlo. Crees poder hacerlo sólo y con un mínimo esfuerzo. A poco andar, y sin saber cuánto de camino te queda, ya no estás tan seguro. Te acercas a los otros y te alivias de saber que están pasando lo mismo que tu. Llegas a un punto del camino en que no sabes hasta donde deberás caminar y ya no ves el punto desde el que saliste. Estás en el medio y tienes que tomar una decisión. Seguro que hay gente que decide quedarse hasta ahí. "Sigan ustedes, los espero a la vuelta". Están los que se dan ánimo para continuar con la bella imagen de que lo viene es aún mejor. Estarán también los que sigan caminando por inercia. Me niego a pensar, pero puede suceder, que alguien siga caminando por obligación. Porque no se puede detener. No debe faltar el que camine para llegar más lejos que el otro; o en menor tiempo. Caminarán también algunos para escapar de algo o de alguien...¿habrá otros motivos para caminar?
Tuvimos de todo eso. Sin duda la búsqueda más importante: el descanso, fue lo menos relevante. Para nosotros, como familia, fue volver a confirmar que estamos en este camino porque queremos recorrerlo juntos. Porque nos aceptamos como somos, porque somos un equipo donde el liderazgo se va pasando al más apto y donde nos relevamos de las tareas unos a otros.
Si, fue un hermoso fin de semana. ¡Qué duda cabe! Tengo una hermosa familia con la cual he recorrido un maravilloso camino. Aún no sé en que parte del camino estoy, no se cuanto me falta para llegar a mi destino. No se si los obstáculos y desniveles del camino me jueguen una mala pasada o si lo que viene es suave llano de verde primaveral. Me cuesta mucho ver desde donde salí en las lejanías de mi memoria, ni menos puedo saber por cuanto tiempo me acompañarán los que hoy lo hacen, pero sonrío. Sonrío porque sé que ha sido un maravilloso paseo. Sonrío siempre que pienso en mi buena suerte y en las buenas consecuencias de mis decisiones. Sonrío porque quiero sonreír y porque en mi estúpida idea de existencia creo que la vida le sonríe a los que le saben sonreír...

domingo, febrero 02, 2014

Vacaciones 2014

Habíamos salido muy temprano y ya casi acababa el día. Si bien habíamos andado en vehículo, el cansancio comenzaba a hacer su aparición. Nuestros ojos cansados de tanta belleza vista, habían sido testigos de guanacos y zorritos merodeando nuestro recorrido. Las altas cumbres se dejaban ver sólo a ratos entre las nubes. El témpano desprendido del gran glaciar lucía de un azul tan espectacular que hacía pequeña la explicación física de longitudes de onda para apreciar todo su colorido en aquella nublada playa. El viento jugaba con nosotros enviándonos ráfagas que parecían arrancar nuestros cabellos y doblegar nuestra marcha. Pero, como siempre, lo mejor estaba destinado para el final.
Hacia el final del recorrido y cuando nada parecía hacernos descender de la camioneta nuevamente, aparece un sol maravilloso que nos invita a bajarnos en ese mirador tan cercano a nuestro destino. Los reflejos del sol en las aguas del río y de las lagunas cercanas nos brindaron un exquisito bálsamo a nuestros citadinos espíritus. Era un paisaje majestuoso. Imponente. Era, como definirlo, la imagen de las vacaciones; ese momento mágico cuando dices, todo lo que he realizado ha valido la pena. Todo el trabajo de un año ha valido la pena. Esa postal se queda para siempre en tu retina pues cuando vuelvas a pasar por el esfuerzo máximo que supone tu actividad, sólo mirarás esa imagen y sabrás que el cansancio se irá tras esas montañas o bien hacia abajo en las gélidas aguas de color turquesa.
Esa es la imagen que debería haber ido acá, pero ya lo saben ustedes mejor que yo, a veces ocurre algo que hace maravilloso lo excelente: justo en el momento en que estoy con mi cámara fotografiando el paisaje, alguien grita ¡Ahí va un cóndor! Lo tomé a corta distancia solo para dejarles esta instantánea en que, con toda su elegancia, que se reserva solo al volar, pareciera decirme: ¡Eres un simple humano, nunca lo olvides!