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A mi mundo, que seguramente no es diferente del tuyo. A mi forma de ver las cosas . A mi forma de intentar comunicar como veo las cosas.

viernes, enero 02, 2015

Un año para demostrar entereza


Mira el muro y se siente identificado. Se queda pensando. No, identificado no es la palabra adecuada. ¿Retratado? Si, eso puede ser. Vuelve a pensar. La gente podría llegar a pensar que no está siendo agradecido. Quizá el concepto es un poco duro. Tal vez no sea políticamente correcto. Y sin embargo, mira el muro y es como... No logra dar con las palabras correctas. Quizá no lo tiene claro, o tal vez, tan sólo sea un sentimiento. ¿Es posible que la razón no alcance para definir lo que nos ha sucedido? 
Sólo intentaba resumir en una pocas líneas lo que había sido el año que recién terminaba. Tenía la costumbre de acompañar sus escritos con una imagen que el mismo hubiera obtenido.
Comienza a revisar las vacaciones de ese año. Piensa en lo maravillosas y salvadoras que le parecieron en ese minuto. Ríe al recordar que apostó todo lo que tenía a que les tocarían días soleados. Acertó. "Como siempre" diría el cuando le hicieran revivir el asunto. Hasta la guía quedó convencida que a el le perseguía el sol.
Luego, la vorágine. No supo cómo y ya era junio. Debía viajar y esta vez no preparó nada. Se arrepentiría de no haberse quedado unos días en medio de las ruinas... Es curioso que las ruinas no llamen mayormente su atención pero si el muro. El muro es mucho menos esplendoroso pero, por lo mismo, es mucho más asequible.
Otro cerrar de ojos y se está embarcando nuevamente. Recuerda que llegó a casa el día antes a avisar que debía viajar al día siguiente. Por supuesto que no reparó en ese minuto en que su núcleo lo ayudó lo más que pudo. Fue un hermoso viaje para conocer más a gente que se ha transformado en imprescindible en su vida. Sentarse arriba de todo en aquel monte y escuchar al guitarrista que se ganaba la vida alegrando a los turistas y mirar a la gente que lucía sus mejores caras para la postal del recuerdo fue un momento mágico.
Noviembre sería el mes del primer viaje juntos pero dejando a los chicos en casa. Recorrer carreteras donde no hay límite de velocidad lo tenía entusiasmado. Pero ella se preocupaba por los chicos. El logró tranquilizarla e hicieron un viaje de ensueño. 2.000 kilómetros en que conocieron lugares maravillosos por donde pasó la bestialidad humana. Lugares en que parecía que lo mejor que podía pasarles era que los seres humanos se fueran de ese lugar. Lugares con mucha historia como aquel dónde un rey envío a sus dos caballeros a avisar que tomaría posesión en breve del lugar y los lanzaron por la ventana de la torre del palacio... El tipo que contaba la historia era muy divertido y preguntó a la multitud que lo escuchaba: ¿murieron? Todos lo miraron y afirmaron con sus cabezas. ¿Cómo podrían quedar vivos dos tipos que los lanzan de semejante altura? Pero estos tipos siempre están llenos de relatos imposibles y, dada que en aquellos años la altura no era tanta, y que justo abajo se juntaban todos los excrementos, los tipos se salvaron.
De ese viaje es la fotografía que le queda dando vueltas. Pero podría ser cualquier muro de cualquier parte de su país. No es la belleza del muro lo que llama su atención. Es más, es justamente esa falta de estética la que parece más atractiva. Piensa en lo poco humano que se ve ese muro. ¿Puede ser eso, la falta de humanidad? ¿Podría decirle eso a todas las personas que de alguna forma estuvieron involucradas con ese muro?
Mira nuevamente la foto. El muro está viejo, gastado, con agujeros que hablan de su descuido. De pronto repara en que, a pesar de todo, el muro sigue en pie. Es cierto, han pasado los años y, con total seguridad no lo ha pasado bien, pero está, estoico, dando la cara. Es probable que si pudiera hablar diría que ya no quiere más, pero ahí está, de pie, intentando impregnarse de una dignidad que no tiene  y de una funcionalidad que, con los años, nadie tomará en serio. Porque cuando pasen los años, nadie sabrá por que ese trozo de muralla viejo y deslavado sigue ahí. Por que con el tiempo todo se irá alejando en la memoria colectiva hasta que alguien propondrá quitarlo de una buena vez para dar paso al progreso y quizá, tal vez, en algún punto cercano alguien colocará una estatua conmemorativa para que nunca olvidemos de lo que es capaz de hacer el hombre por otro igual...
Aún no sabe porqué esa imagen retrata su 2014 pero la duda le seguirá rondando varios días antes de desaparecer completamente en el horizonte de su cotidianidad. Lo único que sabe es que el año que acaba de terminar necesitó de todo su temple, de todo su coraje y de toda su fe. Es posible que haya quedado un poco como ese pedazo de historia por fuera, pero sigue sabiendo que volverá a salir el sol y el cielo se iluminará nuevamente para su goce, para llenarse nuevamente de energías y disfrutar junto a los suyos que siguen siendo el motor de su incombustible felicidad.
Ahora viene 2015 con otras imágenes. Habrá que estar listo, piensa, mientras, como siempre hace, vuelve a sonreír mientras se quita las manchas de su ropa de trabajo...