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A mi mundo, que seguramente no es diferente del tuyo. A mi forma de ver las cosas . A mi forma de intentar comunicar como veo las cosas.

viernes, noviembre 06, 2009

Un tango con papá

Hoy fue uno de esos días de contraste...
La mañana asomaba triste después de una noche más bien insomne.
La tarde se vio enriquecida por la reactivación del proyecto.
Y la noche... la noche fue exquisita...
Hacía tiempo que no salía a solas con mis padres. Se nos ocurrió de pronto. Sin pensarlo demasiado. Más tarde me acordaría que así era cuando eramos niños. Las cosas menos planificadas serían las que más se disfrutarían...
No sabíamos muy bien adonde ir. Terminamos en el Patio Bellavista. Dar una vuelta, ver las tiendas, preguntar por el precio de todo lo que nos llamara la atención...
Me quedo pegado en una tienda de joyas artesanales de variadas piedras y colores. Regalo obligado para Claudia, que si bien no está con nosotros en ese momento, casi puedo ver los colgantes en su pecho y las pulseras en sus muñecas. Cuesta decidir cuál es la más bella, pero Mauricio, el dueño, es un tipo que gusta conversar y de a poco nos lleva a elegir lo que realmente queremos...
Mauricio habla con papá. Mientras hablan de los hijos que están lejos, no puedo dejar de pensar en mis hermanos. Soy el único que está en este momento con los viejos. La más cercana está en Arica, otra en Europa y el benjamín en USA, donde mismo están los hijos del tendero. Qué cosas que tiene la vida. Que alegría de Mauricio y que alegría de papá de conversar con alguien como el. Noto que se entienden y callo. Callo para que puedan dar rienda suelta a sus temas.
Salimos y nos engancha un lugar que tiene espectáculo en vivo. Nos seduce el acto de tango que comenzará luego. Entramos. Rico lugar. A pesar de que es para fumadores, no nos molesta el humo del cigarro...
Las tablas que pedimos; de chuparse los dedos. El bebestible; francamente admirable. ¿O habrá sido que la conversa, la atmósfera, nuestras almas, estaban predispuestas a encontrar todo espectacular?
No lo sé, pero lo creo.
Con 30 minutos de atraso, que no advertimos, comienza el show. ¿Quieren cantar los coros? pregunta el muy buen cantante. Tímidamente todos asienten. Y Comienza...
Canta dos, tres, no sé, varios más, hasta que llega a Cambalache. Lo cantamos a coro, completa, mi padre y yo. Nos sale del alma. Mamá nos mira extasiada de amor por nosotros. Ella quería que papá cantara. El no estaba seguro. Yo no canto ni en la ducha, pero esta noche era especial.
Tan especial como aquellos momentos que jamás se borran de la memoria. Esta noche, con mis padres cantando un tango en un lugar sacado de un cuento de niños, comprobé que tengo familia porque vengo de una familia.
Gracias padres por acompañarme y disfrutar conmigo este contrastante día.
Los amo.