Las noches de Papudo son mágicas. Necesitaba un rico descanso para volver a la vorágine de la ciudad. Además, la presencia de exquisitos amigos, le da un toque a cualquier situación.
Playa, arena, mariscos y pescado, sol, nubes, gaviotas, un delfín haciendo piruetas para nosotros... parece dificil pedir más.
Quizá solo faltaba una noche despejada con reflectores alumbrando el ir y venir de las olas jugueteando con el brillo delator de sus movimientos. Si, quizá solo faltaba algo como eso...
Pero eso parecería un sueño... así que lo mejor que podía hacer era demostrarles que los sueños se pueden retratar...
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