Disculpe el Señor

"Todo pasa y todo queda..."
Como no vibrar de entrada. Cuánta emoción. Cuántos recuerdos en esa canción...
Habíamos llegado a las 8 en punto. Una hora esperando que empezara. Pero no defraudó.
Además que teníamos la excusa perfecta. Mi madre de cumpleaños, viendo a su artista preferido...
Y es que Serrat es un maestro. Es un contador de cuentos y uno de los buenos.
Es un tipo sencillo sobre el escenario y encanta con esa voz que logra encontrar, después de recorrer mil vericuetos que creías inexistentes, los recuerdos que te hicieron vivir hace tanto...
Mi madre solo tenía ojos para el. La entiendo. Serrat es un romántico. Por eso les gusta a las mujeres.
"El milagro de existir..."
Claudia casi llora. Me mira y susurra. Esa es nuestra canción. Es cierto, fue la elegida para colocar en nuestros partes de matrimonio. La cantamos con el corazón. Mucha gente nos hacía callar, pero no nos dimos por aludidos.
"Como dice el viejo refrán oriental..."
Entre cada canción la anécdota sabrosa y bien contada.
Da la exquisita sensación de que Serrat no deja nada al azar. Todo sucede por algo. Y por eso se hace canción...
Cuenta una historia hermosa sobre su madre y su posibilidad de que el hubiese sido mujer... Les dedida una hermosa canción a las mujeres. Advierte eso sí, que es para todas las mujeres, las lindas y las feas, las flacas y las gordas, en fin nombra a muchas, a todas las que no se salvaron como el...
Dos horas de bellas canciones y nostalgias rememoradas en cada balada.

En fin, mi madre estaba de cumpleaños. Y nos merecíamos a Serrat.

Una última lección que nos dejó; "Vive todos los días como si fuera el último... algú día acertarás"

Grande Serrat que vino al cumpleaños de mi mamá.
Grande mi mamá que invitó a Serrat a su cumpleaños.
Entre tanto grande, como no agradecer a la vida...