Existe un tango que en alguna parte dice "que 20 años no es nada". No me acuerdo del título pero creo que la letra tiene toda la razón...
Ayer tuve la oportunidad de volver a compartir con uno de mis amigos de juventud. Coincidimos casi toda la básica y la mitad de la media. Lo increíble es que lo que recordaba de el, aquello que se queda grabado a fuego en mi memoria es lo mismo que vi ayer. Mejor aún. Eso es lo que vi en su linda familia. Su compañera de ruta de hace 16 años y sus dos hermosos hijos, casi idénticos a el, en lo que yo recordaba...
Conversamos poniéndonos al día de nuestras "correrías" duante nuestro alejamiento. Aprovechamos de colocar al corriente, de cosas que creímos haber olvidado, a nuestras respectivas conyugues y así entre risas y asombros volvimos a la Villa donde crecimos, volvimos al colegio y volvimos a vivir. ¡Qué extraña alegría!
Y es que Miguel sigue siendo el mismo de siempre. Un buen tipo. Una persona incapaz de hacer daño a nadie. Pero al mismo tiempo un soberbio defensor de lo que cree justo. Un hombre comprometido con la vida y con los suyos a dar lo mejor de sí. Si, ese es Miguel. Un chico que sufrió muchísimo, pero que desarrolló la habilidad para reinventarse cada día y sacar de dentro lo mejor de sí. Un tipo que estudia cada día, no para ganar más, sino para poder dar más de sí.
Seguramente su familia está gozando de esas características tan propias de Miguel. ¡Qué bueno! Su ejemplo será lo más importante que heredarán sus hijos, y su consecuencia será siempre el mejor regalo para quienes tengamos la fortuna de coincidir con el en este tránsito por la vida...
No olvides que el martes hay prueba de biología... ¿si quieres, estudiamos juntos?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario