Y ocurrió como siempre.
Había varios invitados y, por ende, muchos regalos, pero nuevamente el más aplaudido fue el mismo de las veces anteriores.
Llegó alguno bien vestido y algún otro muy tecnológico. No faltó el divertido y el que destacó por su buen aroma a limpio, pero lejos, y por mucho, el más esperado fue el regalo que contenía la pelota de futbol.
Feliz cumpleaños hijo amado y que nazcan tantos pases como goles para volver a ver, cada día, esa carita llena de alegría como la que tenías hoy.
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